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Massa no será convocado a dialogar. “No se le puede dar la mano a quien tiene el puño cerrado”

massaEl Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, descartó que el líder del Frente Renovador Sergio Massa fuera a ser convocado para dialogar con La Rosada, bajo pretexto que las rondas de conversaciones son extensivas sólo a los gobernadores. No obstante, Jefe de Estado de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, tampoco fue invitado a participar de la convocatoria que lanzó el gobierno.

En tal sentido, tras las reuniones con varios gobernadores, recibieron la invitación el santafecino Antonio Bonfatti, y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, para discutir una agenda bilateral.

El propio Capitanich declaró públicamente que están buscando “corregir errores”, pese a lo que expresó enérgicamente la presidente en su regreso a la escena pública en el sentido de “profundizar el modelo”. Como si debiera seguirse, o ir más allá, en el camino político emprendido en la última década.

Lo cierto es que la partida de Moreno, las notas a la prensa del Jefe de Gabinete y la convocatoria a la oposición a debatir agenda parecerían gestos saludables por parte de una conducción que recibió un fuerte sacudón en las urnas el pasado 27 de octubre. Ello de no ser por un detalle no menor: dejar a Sergio Massa fuera de las conversaciones es un claro ejemplo que éste gobierno no ha cambiado en lo profundo, más allá de pequeñas modificaciones cosméticas.

Cristina continúa desoyendo el mensaje de las urnas en el sentido de que, al menos en la provincia de Buenos Aires, más de la mitad de los bonaerenses demostraron con su voto que están cansados de falsas divisiones, agresiones y ninguneos a quienes piensan distinto. Que es hora de discutir los graves problemas de la argentina que el relato k esconde (la inseguridad, la inflación, la crisis energética, por mencionar los más urgentes).

Sergio Massa supo canalizar el descontento y la necesidad de un cambio en la forma de conducción y por ello es un adversario temible que debe ser neutralizado desde el poder erigiendo una oposición a medida para el gobierno. De esta manera, es preferible dar protagonismo a Macri, o a cualquier otro, antes que reconocer la necesidad de escuchar la voluntad de cambio de gran parte de la sociedad.

Dicho de otra forma: no se va a admitir la necesidad de escuchar a quien se erige como un líder de la oposición, con agenda de temas a tratar y verdadera vocación y proyección presidenciable.

En materia de comunicación se sigue en eso de individualizar al adversario en un único enemigo. (al mejor estilo Joseph Goebbels) en lo que se denomina como “la Corpo”. El periodismo no adicto al poder, los sectores de campo, un político disidente, todos enemigos e integrantes de una nefasta casta creada para demonizar al que piense diferente.

Goebbels también enseñó que hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

En ese sentido la nueva estrategia para neutralizar la figura de Sergio Massa es utilizar el aparato de prensa del Estado, tal como la agencia Télam, y los medios de los empresarios cercanos al poder para lanzar continuas descalificaciones a la figura del principal candidato presidenciable para el 2015.

Por ello no debe sorprendernos que mediaticamente, a partir de la semana que viene, “Macri ya no sea aquel personaje tan nefasto para convertirse en un argentino que piensa distinto, pero tiene verdadera vocación de solucionar los problemas de los argentinos”. Imagino esta declaración por parte de Capitanich, mientras los medios siguen atacando cada paso que da el líder del Frente Renovador.

Parece que todo recurso es válido a la hora de conservar el poder. Incluso el de construir una oposición artificial y a medida.

Respecto a la triste actitud de no escuchar a Sergio Massa y parafraseando a Indira Gandhi, he de concluir que no se le puede dar la mano a quien tiene el puño (en este caso los oídos) cerrados.

Por Marcelo Pérez Peláez. Abogado, comunicador colaborador de Agencia País

en Twitter @mperezpelaez